• C/ Orellana, 12 - 28004 Madrid
  • De lunes a jueves: 09.00 - 19.00h; Viernes: 09:00 - 1400h

Sucede con frecuencia, que empresas que vienen actuando en el mercado con bastante antigüedad, llega un momento donde empiezan a impagar a sus acreedores, bien porque los márgenes de sus ventas han caído, bien porque su cuota de mercado se ha reducido, bien por…

Éstas son las causas exógenas que permiten analizar un primer diagnóstico de una insolvencia inminente.

Las causas endógenas (las que están puertas adentro) de esa insolvencia pueden ser: el sobreendeudamiento (apalancamiento financiero) o una estructura laboral rígida (que no permite adaptarse a la reducción de la demanda).

Cuando eso sucede (la insolvencia inminente), el comportamiento observado en la mayoría de las empresas, consiste en dotar de nuevos recursos financieros a las compañías, pero como sucede que para entonces éstas ya están inscritas en los registros de morosidad (RAI, ASNEF, EXPERIAN BUREAU), dichos recursos tienen que provenir extramuros de la sociedad insolvente.

Así aparece el patrimonio de refuerzo (avales de los socios/administradores, hipotecas de bienes ajenos…)

Con dichas medidas, si la sociedad sigue enferma, (sigue sin ser viable) no se suele paliar el problema de fondo (la insolvencia), con la conclusión de que el patrimonio nuevo aportado por los socios y administradores se ha diluido cual azucarillo en taza de café, sin haber dado solución al problema estructural.

Después de más de 30 años observando la patología de las empresas insolventes, podía llegar a concluir que el camino descrito es el que recorren el 90% de las empresas, que empiezan por un simple “catarro” para convertirse en una “muerte anunciada”.

¿Tiene alguna consulta?

¡Contacte con nosotros!

Estaremos encantados de atenderle lo antes posible

¿Qué hacer cuando aparecen los primeros síntomas de insolvencia?

En primer lugar, hacer un plan de viabilidad prudente de la compañía a corto y medio plazo, con las cifras del balance y cuenta de pérdidas y ganancias actuales (pasivo financiero, ventas, gastos de personal, gastos financieros…).

En segundo lugar, si el resultado anterior no permite atisbar de forma natural una recuperación a corto plazo, entonces vendría la cirugía. ¿En que consiste ésta? Dejando atrás el patrimonio de refuerzo antes citado (que normalmente termina arrastrando a la insolvencia de socios/administradores), la mejor terapia nos la ofrece el derecho concursal.

Sé que llegados a este punto, muchos lectores dirán: "sí, sí, esa medicina ya hemos oído hablar de ella siempre para mal (elevados peajes, largos tiempos de espera, pérdida de control de la sociedad…)". Y puedo estar de acuerdo con dichas opiniones.

Ahora bien, la mayoría de los concursos de acreedores no satisfacen el interés de las empresas que a ellos se acogen, por dos motivos: el primero porque cuando se instan, la empresa ya está en los umbrales del cementerio (sin personal, sin estructura de ventas…) y el segundo porque no hay una planificación adecuada para que el derecho concursal permita hacer que la empresa enferma salga sana después de la experiencia concursal.

Libro: Cómo salvar a una empresa con deudas

Incluye balance inicial, final y todos los pasos para reflotar tu empresa-


Varias son las vías a utilizar para lograr salvar a una sociedad insolvente: 
  • Forzar acuerdos de refinanciación
  • Convencer a acreedores que si aceptan determinadas reducciones de sus créditos y el diferimiento de los mismos, sufrirán menos que si la empresa tiene que cerrar.
  • Quitarse directamente el sobreendeudamiento, y manteniendo los clientes, los contratos (mercantiles y laborales), el Know how, la marca… etc., continuar sin el lastre de dicho endeudamiento. 

Esto último es la vía más eficaz para dotar de utilidad práctica al derecho concursal que lo que quiere es salvar empresas.